Sucede con frecuencia que las personas me dicen: “¡no te imaginas todo lo que me ha sucedido desde que comencé a pedir ayuda a los ángeles! ¡Mi vida ha cambiado tanto! Me siento tranquilo/a y confío”. Inmediatamente yo pregunto: “¿en qué confías?” y las respuestas que obtengo son: “en el Señor”, “en mi mismo/a”, “en los demás”, “en la vida”. ¡Qué maravilla!
Estamos muy acostumbrados a pronunciar frases como: “que se haga la voluntad del Padre” o “Dios proveerá”. Sin embargo, siento que en ocasiones no entendemos su significado y las decimos sin confiar realmente porque a nuestros pensamientos y palabras le impregnamos angustia o conformismo. He visto algunos rostros de quienes las expresan, reflejar tristeza y desconsuelo como esperando lo peor. Absolutamente, la voluntad de Dios es buena para todos. Él siempre quiere lo mejor para nosotros sus hijos amados.
Poner las cosas en manos de Dios es confiar en su infinito amor y sabiduría sin imponernos ni dudar de la manera como se resolverán nuestros problemas. No hay nada que restrinja más o demore la manifestación de nuestras oraciones que el condicionar.
Por otro lado, entregar la situación a Dios y sus ángeles no es renunciar a nuestros sueños. Tampoco es darse por vencido ni mucho menos resignarnos. Es aceptar nuestro hoy con completa gratitud, sin miedo, sin quejas; disfrutando plenamente el momento. A veces creemos que deberíamos estar en otro sitio, con personas diferentes, haciendo cosas distintas. Ciertamente, siempre estamos en el lugar correcto, en el tiempo perfecto.
Tener fe en la providencia divina también es creer en ti mismo, en tus capacidades y posibilidades. De manera que, apréciate por lo que ya eres. Eternamente estas conectado y apoyado por el Espíritu de Dios que mora en ti. Eleva tu confianza honrando los compromisos que has hecho contigo mismo y con los demás, principalmente los propios. Por ejemplo, si te has prometido cambiar un hábito nocivo en tu vida, mantente firme y déjate animar por la energía angelical, que te motiva y apoya siempre.
Trabaja en sintonía con tus guías celestiales; el contacto con tus ángeles hace maravillas en tu confianza. Si crees que pierdes tu fuerza, llámalos. Aun cuando pienses que no sientes su presencia, ellos están contigo ahora mismo. Invítalos a tu vida, háblales en tus pensamientos y abre las puertas a la conexión celestial.
Pacientemente, los ángeles siempre han estado esperando tu llamado y son los más felices de que los busques. Escúchalos a través de tu intuición, aprende a confiar y a creer en ellos y en esa medida afinarás tus habilidades perceptivas. Todo empieza con tu intención sincera de establecer el contacto. Es cuestión de pedirlo, ser perseverante y estar abiertos a sus mensajes sin expectativas ni titubeos.
Usualmente insisto en algo y es en el merecimiento. Eres totalmente merecedor de todo el amor y los regalos del cielo te pertenecen por derecho propio. Vive en alegría, como son los deseos de nuestro padre. Lo que necesitas para ser feliz ya está contigo, ya lo tienes; lo mejor ya está dentro de tu ser, rescátalo.
Si te sientes afligido, perdido, sin indicaciones de qué hacer con tu vida, permite que los ángeles te devuelvan la confianza y se conviertan en la brújula que te conduce de regreso a Dios. No ignores la guía divina que proviene a través de sus voces. No hay manera de equivocarte si eliges escuchar: el comprender que existe un mundo sutil mas allá de nuestros ojos físicos, en el que permanecen millones de hermosos seres de luz, prestos siempre a apoyarnos, nos brinda una sensación extraordinaria de confianza y bienestar.
Déjate guiar; vivimos en un mundo plagado por el drama y el miedo. Libérate de su yugo, reconociendo que la verdadera seguridad te la proporciona Dios mismo. Él es tu fuente de protección. Deja de poner resistencia y fluye con la vida. Desiste de la necesidad de controlarlo todo, de luchar solo y forzar los eventos; aflójate y coopera con tu actitud.
La confianza va muy relacionada con la auto-estima, con el hecho de sentirnos bien con nosotros mismos, con creer en nuestro potencial ilimitado y nuestra capacidad creadora. Escúchate también a ti mismo: ¿qué hay en tu mente?, ¿qué clase de pensamientos te permites?, ¿te tienes fe?, ¿te ayudas con pensamientos positivos?
Para concluir: existe un poder infinito, más grande que nosotros mismos, Dios, en nuestro interior, que no reconoce carencias ni imposibles. Él todo lo puede ya que está más allá del tiempo, del espacio y de nuestras limitaciones mentales. Todo puede suceder en la medida en que te relajes, entregues tus preocupaciones al Creador, confíes y aceptes su voluntad.
"Busca primero el reino de Dios y todo lo demás se te dará por añadidura". Mateo 6:33.
Con todo mi corazón te deseo la paz de Dios.
Autor: Martha Muñoz Losada
Terapeuta en Sanación y Canalización con Arcángeles.