Te Suena Familiar: La Culpa de lo que Vivo la Tienen los Otros


2a. creencia limitante: La culpa de lo que vivo la tienen los otros.

O la culpa la tienen las circunstancias, la cultura, los políticos, mis padres, mis jefes, mi pareja, mi familia, el dólar, etc.

Ésta es una de las creencias que sé generan cuando muchos fuimos entrenados en la culpa Buscando culpables nunca se experimenta la paz y la seguridad de ser uno mismo el creador de su propia vida.

Te suena familiar: La culpa de lo que vivo la tienen los otros

Y es que casi nadie nos enseñó a enfrentar la vida desde el propio yo.

Es posible que no te hayan educado para asumir la única responsabilidad de lo que vives.

Pero si no estás dispuesto a interrumpir este patrón cultural de ir repartiendo culpas, estarás incapacitado para iniciar tu paso hacia la espiritualidad.

No podrás pasar la puerta de la que te hablo en este libro. La llave está adentro de ti.

Te invito a abandonar esta viejísima creencia de buscar culpables. Despierta. Permite que surja en ti una ... Nueva Conciencia: La evolución de esta creencia es comprender que todo proviene de ti y por ti. Tu forma de pensar ha atraído todo lo que vives. He publicado un libro titulado La Fuerza del Pensamiento en el que explico a fondo este fenómeno. Aquí sólo te lo nombro esperando me creas. Todo lo que te sucede es porque nuestra alma siempre gravita sobre lo que más secretamente anhela. Cambia tu conciencia, cambia tu forma de pensar, y empezarás a ver milagros, tu exterior empezará a cambiar.

Necesitamos abandonar la creencia de buscar culpables. Una opción que te sugiero y que a mí me ha resultado útil, es atraparme cuando estoy buscando un culpable. Una vez que me atrapo (es cuestión de cultivar la actitud del observador que llevamos dentro), me enfoco en buscar la lección que hay en el evento que me sucede. Cuando algo desagradable me pasa y me surge el impulso de buscar culpables, de inmediato me pregunto: "¿En qué andaría yo pensando para atraer esto a m vida? ¿Cuál es la lección aquí?" Todo cambia con esta: preguntas. El único responsable soy yo y quiero aprender de esto. Aquí surge por primera vez la sana experiencia de sentirse uno mismo el dueño de su vida. El esto hay paz.

Culpar a lo que nos rodea no sirve de nada, porque aunque huyamos de ello conservamos la angustia. Hace muchos años, de la manera más misteriosa y mágica, llegó a mí el apasionante y reconfortante ensayo de Ralpl Waldo Emerson, "Confianza en uno mismo". Desde niño leí a varios autores que lo citaban. Siempre lo quise conseguir y no lo hallaba. Pensaba y pensaba en él durante años. Una mañana, abro mi correo electrónico ~ una persona, perfectamente desconocida para mí, me enviaba saludos y felicitaciones por mi primer libro Nueva Conciencia, aprovechaba el correo porque con sincero afecto quería presumirme su titánica tarea de haber traducido todo un ensayo que quería regalarme "Confianza en uno mismo" de R. W. Emerson. Lo releí íntegro en mi propia computadora. Hoy conservo ese original que me envió electrónicamente. Ha sido uno de los ensayos más difíciles de leer y entender en mi vida Me tardaba horas en cada página. Es algo simplemente hermoso e impactó mi vida para siempre.

Desde aquel entonces me declaré firme admirador y seguidor de Emerson. En algún momento pensé que hubiera sido maravilloso vivir donde él y conocerlo. La vida dio une de sus giros y hoy vivo en una calle que lleva su nombre me di cuenta tres días después de haber llegado ahí. En su ensayo hay una parte que me encanta: "En casa sueño que en Nápoles, en Roma, puedo emborracharme de belleza y perder la tristeza. Meto mis cosas en la maleta, abrazo a mis amigos, me embarco, y al fin despierto en Nápoles, y a mi lado hay un hecho inconmovible: el yo triste, implacable, idéntico del que huí". Culpar a cualquier cosa o personas del exterior es una actitud insensata, porque vayas donde vayas, tú sigues estando presente y eres el origen de lo que te pasa. La tranquilidad no depende del lugar al que viajes o del cambio de personas que te rodean, o de la "fuga" que planees. Depende de algo dentro de ti. Sí es útil viajar, pero hacia dentro. Ahí, en el mero centro, hallarás paz, esa que estás buscando afuera. Busca adentro.

3a. creencia limitante: Ser idealista es no ser realista.

"No seas soñador, pon los pies bien en la tierra", "Mira lo que está pasando, esto es la vida real, y tú metido en tus libros", "Qué bonito piensas, lástima que no opere así en la vida real", "Suena interesante, pero la vida es otra cosa", "¿De qué vas a vivir? Ponte a hacer algo que de verdad sirva y te deje dinero, ya déjate de esas cosas". ¡Di! Frases como éstas, las escuché toda mi vida, y desde muy joven. Bendito sea Dios que no hice caso. Estas frases me las han dejado de decir apenas hace algunos años cuando mis sueños se cristalizaron. Bueno, hasta familiares que siempre me atacaron y no creyeron en mí, hoy viven bajo el cobijo de mis sueños y toda mi familia cree en mi filosofía. El final de la historia es lindo. ¡Pero no te quiero contar los entre-actos!

Toda mi vida recuerdo haber sido un idealista. Siempre confié en la bondad intrínseca del ser humano. Amé a mis amigos y amigas desde temprana edad. Por eso mismo se me criticaba y se me hacía burla. Hoy no me queda la menor duda de que alguien nos cuida, nos da fe, nos dirige. Como terapeuta, al recordar hechos dolorosos de mi pasado me admiro de cómo no fui afectado poderosamente. Y es que cuando me "pintaban" una realidad de mí mismo que me dolía, sucedía que no lo creía. Yo me veía a mí mismo distinto. Hoy, puedo afirmar con la fuerza que me dan los años recorridos, que la realidad no es otra cosa más que lo que uno elige ver. Punto final. Y en virtud de esta afirmación, es tremendamente respetable que cada quien tenga su propia realidad, la que se forja con sus propias creencias.

Quien cree que el idealismo es propio de soñadores y espíritus quijotescos que no pasan del mundo onírico y sólo viven deleitándose de ideas sin nada sólido y real. .. , está en su derecho de creerlo así. Y así será. Así será para él. Son personas que fueron entrenadas a no ver más que lo evidente, y quizá menos. Porque si vemos con atención, todo lo que existe en el mundo material, absolutamente todo, alguien tuvo que soñarlo primero. Todo. Voltea en este momento a cualquier parte del mundo que te rodea, ahora mismo hazlo. Todo, las paredes, los muebles, los cuadros, las calles, los autos, el foco, incluso este mismo libro que ahora tienes en tus manos, primero alguien los tuvo que soñar. Estamos inmerso s en los sueños de otros y casi nadie se da cuenta. Esto es más impactante que una buena película de Hollywood. Toda la realidad que nos rodea, alguien la necesitó soñar antes para creada. Cuando te das cuenta de esto, despiertas. Surge una Nueva Conciencia: ¿Estás dispuesto a analizar tu propia visión de la realidad? ¿Puedes imaginar tu capacidad para soñar como infinita? ¿Infinita? Cuando tu conciencia evoluciona y con ello tu percepción de las cosas se amplía, nada es real y nada es imaginario. Todo cuanto hay es percepción. Cuando aceptes esta gran verdad, tu realidad ya no estará definida por lo que percibes con tus sentidos en un mundo físico. La película "The Matrix" de los hermanos Wachowsky, tiene un planteamiento muy real. Algunos se han alcanzado a dar cuenta, otros sólo alcanzan a ver una buena película de acción con extraordinarios efectos especiales. Cuando desperté a esta Nueva Conciencia de la que te estoy hablando, me di cuenta de que el idealismo es otra forma de realismo.

Recientemente llegó a mi vida un pequeño libro de apenas 164 páginas que me estremeció: Simulacra and Simulation (por cierto, ese libro fue usado como fundamento teórico-científico para el guión de la película "The Matrix"), escrito por un afamadísimo intelectual francés, lean Braudrillard, eminente sociólogo, doctor en economía, doctor en filosofía, y escritor de la academia francesa. Su libro me elevó a un estado de con ciencia superior, con una tremenda lógica intelectual, la cual yo nunca creí posible. El epígrafe con el que inicia su libro lo toma curiosamente del Eclesiastés y dice "El simulacro nunca es algo que oculte la verdad, es la verdad que oculta el hecho de que no hay nada. El simulacro es verdad".

Esto lo comprendí semanas después, cuando me encontraba de viaje en Disneylandia, hubo un instante en que mientras caminaba me pregunté: "¿Qué existe de verdad aquí?" Me inmovilizó la pregunta, volteé a ver a mi derredor, los caballitos moviéndose en el carrusel, el castillo de Cenicienta, viendo pasar frente a mí a Pooh, "el verdadero", viendo del otro lado firmar autógrafos a Blanca Nieves, "la original", en este momento me pregunté: "¿Esto es real?" Me sorprendí diciéndome: Nada es real ahí. Todo es un simulacro. Le real es el simulacro. Donde se nos oculta que en verdad no hay nada. Miles de personas, millones, pagando mucho dinero por entrar a ese parque, donde todos estamos de acuerdo que nada de ahí es real, pero pagamos por la maravilla de entrar al simulacro, a la fantasía, por sentir el orgullo de abrazar y tomarse foto con el "verdadero" Pooh, por tener el autógrafo del "verdadero" Pinocho. (Pongo entre comillas "verdadero" porque me di cuenta de que lo verdadero es el simulacro.)

Millones de personas de todas las razas el mundo, de todas las ideologías, de todas las culturas, de acuerdo con algo: pagar por entrar a un simulacro y creerlo. El idealismo hecho una rotunda realidad donde millones quieren estar.

Te recomiendo que confíes en tu intuición. Hoy sé, como aprendí de Osho, que hay otro conocimiento además del que nos brindan los sentidos. Antes se pensaba que existía lo conocible y lo no conocible. En la segunda opción se puede presuponer que en un futuro puede conocerse, sin embargo, hoy se sabe que existe lo conocible, lo inconocible y lo más allá de lo conocible, esto último, lo que nunca se sabrá. Ése es el terreno del funcionamiento de la intuición. Nunca sabremos cómo funciona, pero funciona. Me consta en esta etapa de mi vida más que en ninguna otra. La intuición alimenta el idealismo. Es algo real.

También te recomiendo que retornes aquellas ideas que pensaste como imposibles y te las vuelvas a plantear. Échales un segundo vistazo por favor. Quizá te lleves la sorpresa de que en verdad no son imposibles. Hay una tremenda realidad en el idealismo.

Continuará...



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