¿Qué es el tiempo? Debido a las creencias que tengo, confío en que existe una verdad absoluta. Pero me alegra enormemente saber que en el plano existencial en que nos movemos, sólo existen verdades relativas. Lo anterior lo afirmo con alegría porque es extremadamente sana la postura de saber lo relativo a nuestros juicios. Mire, cada vez que usted se sienta mal aproveche el poder que tiene una perspectiva y pregúntese: ¿Mal? pero ¿con respecto a qué? Ése es el enorme poder de una referencia: que la podemos mover a nuestra propia conveniencia para mejorar la calidad de nuestras vidas.
Si se siente muy pasado de peso, muy obeso, pues ese "muy" se compara con algo, para ser calificado así. Si considera que sus finanzas son tales que lo hacen sentir pobre, pues basta con analizar con quién se está equiparando. Créame algo fundamental: Todo valor depende del referente que tomemos.
"Un mismo texto admite un infinito número de interpretaciones." Friedrich Nietzche. Filósofo alemán
Las referencias son todas las experiencias que ha registrado en su sistema nervioso; todo aquello que ha visto, escuchado, tocado, probado u olido y almacenado en el gigantesco archivo de su cerebro. Algunos referentes los recogemos conscientemente y otros de manera inconsciente. Algunos resultan de experiencias que ha tenido uno mismo, mientras que otros consisten en información que se ha aprendido, leído, visto, escuchado de los demás; todas sus referencias al igual que sucede con toda experiencia se han visto algo distorsionadas, difuminadas y generalizadas en el momento de registradas en su sistema nervioso. De hecho también tenemos referentes para cosas que nunca han ocurrido: cualquier cosa que haya imaginado alguna vez también queda almacenada en su cerebro como un recuerdo que puede llegar a funcionar como referencia. Muchas de ellas se organizan en su mente para apoyar creencias, y de aquí la enorme importancia de aquéllas. De paso está decir el concepto que entiendo como creencia: un sentimiento de certidumbre acerca de lo que significa algo. Así es como empezamos a tejer "nuestra realidad".
Insisto, me alegra enormemente compartir con usted este concepto. ¿Sabe por qué? Porque en usted radica la gran fuerza para decidir el significado que tienen las cosas, y lo puede hacer mediante el uso consciente de sus referentes.
Una gran desgracia en la vida, como darse cuenta de que su pareja le fue infiel, perder a un hijo, padecer una grave enfermedad, haber sido expulsado de una casa de estudios o reprobado en la escuela, etcétera, puede ser vista como calamidad o como auténtica bendición. Todo depende.
Créamelo, por más desdicha que perciba de alguna circunstancia, en usted permanece el privilegio de elegir el parámetro desde el cual miraría y, así, calificaría y sentir una auténtica desgracia o sentirse afortunado por la oportunidad de mejora que alcanzó a observar en esa situación. Disponemos de referentes suficientes para apoyar cualquier idea que deseemos: tener confianza en nosotros o ser débiles, preocuparnos por los demás o ser egoístas. La clave para mejorar la calidad de nuestras vidas consiste en expandir las referencias propositivas de que disponemos. Busque conscientemente las situaciones que expandan su sentido de importancia y gran valía, conocimientos de quién es y qué grandes obras es capaz de realizar. Organice sus referencias de forma que lo capaciten.
Durante muchos años he conocido a muchas personas que se quejan de grandes decepciones amorosas, conflictos de identidad, depresiones, frustraciones, etcétera. Lo que he podido aprender es que mucha gente siente tener plena certeza de qué le pasa, sin darse cuenta de que lo hace siempre por medio de una comparación.
Mi madre, desde que yo era muy pequeño, me decía que eran muy malas las comparaciones; sin embargo, cuando crecí y empecé a entender más el comportamiento humano, me di cuenta de que una persona siempre emite un juicio, llevando inherentemente una comparación. Es más le aseguro que son más graves que un golpe físico, esto último se le quita rápido, pero las marcas emocionales pueden durar el resto de la vida.
Un juicio es aquella facultad del entendimiento en cuya virtud la persona puede distinguir (comparar) el bien del mal y lo verdadero de lo falso. Ésa es la definición que nos proporciona el diccionario en su primera acepción. Una vez que entendí esto, concluí que si cada vez que hablamos estamos emitiendo un juicio, pues ¡siempre comparamos! Entonces, si toda analogía es mala, siempre que hable alguien, está mal. ¿Qué le parece este sofisma? ¿Se imagina si fuera verdad? ¡Caray! Yo mismo como conferenciante estaría perdido. Entonces aclaremos algo: en definitiva, las comparaciones no son malas, son necesarias para emitir todo juicio de valor.
Pero creo que mi madre (al igual que muchas otras) quiso enseñarme que toda referencia que sirva para valorarnos como inferior a algo o a alguien, es mala.
La fuerza de una referencia es una auténtica fábrica de nuestras vidas. Con base en ello, armamos opiniones, juicios e, incluso, llegamos a ver algo "como verdad". Por ello, una de las cosas más valiosas que hacen por nosotros consiste en proporcionamos un sentimiento de certidumbre. Sin éste viviríamos llenos de dudas y temores. ¿Le perturbaría que de repente, mientras lee esta reflexión, el monitor de su computadora empezara a levitar? O bien, ¿qué pasaría si de repente la lectura que tiene en sus manos se desvanece en el aire y desaparece ante sus ojos? Lo más seguro es que sienta temor y éste aparecería por no disponer de ninguna referencia al respecto. No tendría ni la menor idea de cómo interpretar lo que eso pudiera significar. ¿Por qué un bebé es capaz de meter la mano en un cenicero y tomar una colilla llevándosela a la boca? Lo hace porque "no conoce" ningún referente que le diga que eso es malo para él (por cierto, muchos adultos tampoco han podido llegar a esa conclusión).
Continuará...
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 63 - Volumén 2