Parte I
Parte II
EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LA SALUD DEL CUERPO
Continuará...
Parte II
EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LA SALUD DEL CUERPO
El cuerpo es el siervo de la mente, obedece a las operaciones de la mente, sean estos deliberados o automáticos. Siguiendo pensamientos indebidos el cuerpo rápidamente se hunde en la enfermedad y el decaimiento; siguiendo pensamientos virtuosos se viste de juventud y belleza.
La salud y la enfermedad, al igual que las circunstancias, tienen su raíz en los pensamientos, pensamientos enfermizos se expresan a través de un cuerpo enfermo. Se ha sabido que los pensamientos de temor matan a un hombre tan rápido como una bala, y continuamente matan miles de personas, tal vez no tan rápido, pero sí con igual efectividad. La gente que vive con temor a las enfermedades es la gente que las contrae. La ansiedad rápidamente debilita el cuerpo, y lo deja expuesto a la enfermedad; mientras pensamientos impuros, aunque no tengan un origen físico, pronto destruirán el sistema nervioso.
Pensamientos energéticos, de pureza y dicha producen en el cuerpo vigor y gracia. El cuerpo es un instrumento muy delicado y plástico, que responde rápidamente a los pensamientos que lo dominan, y los hábitos de pensamiento producirán sus efectos sobre él, sean estos buenos o malos.
El hombre continuará teniendo sangre impura y envenenada mientras sus pensamientos sean impuros. De un corazón limpio emana una vida y un cuerpo limpios. De una mente contaminada proceden una vida y un cuerpo corruptos. El pensamiento es la fuente de toda acción, de la vida y su manifestación; construye una fuente que sea limpia y todo será puro.
El cambio de dieta no ayudará a un hombre que no cambia sus pensamientos. Cuando un hombre purifica sus pensamientos, no deseará más comida impura. Si deseas perfeccionar tu cuerpo, sé celoso con tu mente. Si quieres renovar tu cuerpo, embellece tu mente. Pensamientos de malicia, envidia, decepción, desaliento, le arrebatan al cuerpo su gracia y salud. Una cara amarga no es cuestión de azar, sino de pensamientos amargos. Las arrugas que desfiguran están hechas por la necedad, la pasión y el orgullo.
Conozco una mujer de noventa y seis años que posee la inocente y luminosa cara de una niña. Conozco un hombre que no alcanza la mediana edad cuya cara está desfigurada por líneas sin armonía. Una es el resultado de una disposición dulce y vívida, el otro el resultado de la pasión y el descontento.
Así como no puedes tener un hogar saludable y dulce si no dejas entrar libremente el aire y la luz del sol en las habitaciones, así un cuerpo vívido, feliz, o un rostro sereno sólo puede ser resultado de dejar entrar libremente en la mente pensamientos felices, buenos deseos y serenidad.
En la cara de los ancianos hay arrugas producidas por la simpatía. Otras por pensamientos puros y vigorosos; y otras talladas por la pasión: ¿quién no puede distinguirlas? Para aquellos que han vivido correctamente, la edad trae calma, paz, como una puesta de sol. Recientemente he observado a un filósofo en su lecho de muerte. Era viejo sólo de años, murió tan dulce y calmadamente como vivió.
No hay mejor medicina que los pensamientos felices para disipar los males del cuerpo; no hay mejor reconfortante que la buena voluntad para disipar las sombras de la pena y la amargura. Vivir continuamente con pensamientos malévolos, cínicos, y envidiosos, es confinarse en una prisión hecha por uno mismo. Pero pensar bien de todos, ser amable con todos, y pacientemente aprender a encontrar el lado bueno de las cosas – tales pensamientos son las verdaderas puertas del cielo; y vivir el día a día en pensamientos de paz hacia toda criatura atraerá paz en abundancia a su poseedor.
PENSAMIENTOS Y PROPÓSITO
Hasta que el pensamiento no esté acompañado de un propósito no habrá logro inteligente alguno. La mayoría permite que sus pensamientos naveguen sin rumbo y a la deriva por el océano de la vida. Tal falta de propósito es un vicio, y no ha de permitirla aquel que quiere estar a salvo de la catástrofe y la destrucción.
Quien no tiene un propósito central en su vida cae presa fácil de preocupaciones banales, miedos, problemas, y auto-compasión, y así se dirige, tan seguro como si lo buscara con intención (aunque por un camino distinto), al fracaso, la infelicidad, la pérdida de lo querido, porque la debilidad no puede perdurar en un universo de poder.
El hombre debe concebir un propósito legítimo en su corazón, y luchar por alcanzarlo. Debe hacer de este propósito el centro de sus pensamientos. Puede tomar forma de un ideal espiritual, o puede ser un objeto terrenal, de acuerdo con su naturaleza y los tiempos; pero cualquiera sea, debe firmemente enfocar la fuerza de sus pensamientos hacia el objetivo que tiene ante él. Debe hacer de este propósito su tarea suprema, y debe dedicarse por completo a conseguirlo, evitando que sus pensamientos divaguen en caprichos, antojos y fantasías, este es el camino real del dominio de sí mismo y la verdadera concentración del pensamiento. Aún si falla una y otra vez en alcanzar su propósito (como tiene que suceder hasta que venza su debilidad), lafuerza de carácter ganado será la verdadera medida de su poder y su conquista, y formará un nuevo punto de partida para la victoria y el poder futuros.
Quienes no están preparados para un propósito grandioso, deberán fijar sus pensamientos en ejecutar sin faltas su asignación, no importa qué insignificante pueda parecer. Sólo de esta manera pueden los pensamientos ser concentrados y enfocados, y la energía y la resolución pueden desarrollarse, y una vez logrado esto, no habrá nada que no se pueda lograr.
El alma más débil, conocedora de su debilidad, y creyendo esta verdad – que el poder sólo puede ser desarrollado con esfuerzo y práctica , podrá aplicarla en sí misma, y añadiendo esfuerzo al esfuerzo, paciencia a la paciencia, y fuerza a la fuerza nunca dejará de crecer, y al final crecerá con fuerza divina.
Así como el hombre físicamente débil puede fortalecerse mediante un cuidadoso y paciente ejercicio, así el hombre de pensamientos débiles puede convertirlos en poderosos ejercitándose a sí mismo en el pensar correcto.
Eliminar la falta de propósito y la debilidad, y empezar a pensar con propósito, es ascender al rango de aquellos que sólo reconocen el fracaso como uno de los caminos al éxito; quienes hacen que las circunstancias les sirvan, y quienes piensan con fortaleza, se lanzan con fiereza, y vencen con maestría.
Habiendo concebido su propósito, el hombre debe marcar mentalmente una línea recta que lo lleve a su objetivo, sin mirar a la derecha ni a la izquierda. La duda y el miedo deben excluirse rigurosamente; son elementos que desintegran, que rompen la línea recta del esfuerzo, y la desvían, son inútiles, ineficaces. Los pensamientos de duda y temor nunca han logrado una meta, y nunca podrán. Siempre conducen al fracaso. El propósito, la energía, el poder, y los pensamientos enérgicos se detienen cuando la duda y el temor se arrastra entre ellos.
La decisión y el propósito emanan de saber lo que podemos hacer. La duda y el miedo son los grandes enemigos del conocimiento, y aquel que los aliente, y no los elimine, encontrará la frustración a cada paso.
Aquel que haya conquistado la duda y el miedo ha conquistado al fracaso. Cada uno de sus pensamientos está aliado al poder, y las dificultades son valientemente enfrentadas y derrotadas con sabiduría. Sus propósitos son sembrados oportunamente, y florecen y producen frutos que caerán de tan maduros.
El pensamiento aliado fuertemente al propósito se convierte en una fuerza creativa; aquel que comprenda esto está listo para transformarse en un ser superior y más fuerte que un simple atado de pensamientos vacilantes y sensaciones cambiantes. Quien logre esto se habrá convertido en al amo consciente e inteligente de sus poderes mentales.
Continuará...
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 52 - Volumén 2