2. Yo me pregunto: ¿la envidia tiene sexo?
Algunos podrán decir que la envidia es un sentimiento propio de las mujeres, el producto de largas horas telefónicas opinando acerca de qué es lo que su puso la otra, con qué hombre salió, que habrá hecho para conseguirlo, la cirugía que se hizo y no quiere contar, etc., etc., etc. Las compañías telefónicas, agradecidas, pero ésta creencia de que la envidia es exclusivamente femenina es falsa. Tal vez las mujeres son más expresivas, o quizá más libremente se animan a verbalizar lo que piensan de las otras mujeres, pero la envidia, debo decirte, no tiene sexo.
Muchos hombres también la padecen, quizás en voz baja o en susurro. Muchos llegan a sus casas y le comentan a su mujer con bronca el puesto que consiguió su compañero en el trabajo, o la camioneta 4×4 que se compró el vecino. En fin, envidia y nada más que envidia. Ahora bien, analicemos qué temperatura tienen nuestras emociones.
Toma un lápiz y responde sinceramente “sí” o “no” a cada pregunta del siguiente test. Si la suma de los “sí” da como resultado más de cuatro, tengo que decirte que… Primero anímate a hacerlo y después seguimos hablando
“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.”
Francisco de Quevedo y Villegas.
• Si un amigo cercano cosecha un éxito profesional, ¿te sientes mal?
• Cuando alguien cercano a tu entorno de trabajo o vida privada actúa de forma acertada e incluso loable, ¿te cuesta felicitarlo?
• ¿Te sientes mal cuando alguien importante habla maravillas de otro que conoces?
• ¿Te sientes mal cuando en el trabajo alguien le dedica más tiempo a uno de tus compañeros que a ti?
• ¿Sientes que no recibes el mismo afecto que muchos de tus amigos?
• En las reuniones sociales ¿te gusta destacarte y ser el centro de atención?
• ¿Criticas a gente famosa o a personas que no conoces?
• ¿Te anima que alguien que ha triunfado esté pasando ahora un mal momento?
• ¿Te sientes mal si te tratan de la misma manera que a otra gente?
• ¿Alguna vez pensaste que tus amigos no saben lo que vales?
Si te dio más de 4 “sí”, tienes envidia. Envidia sana o enfermiza, podrás tratar de buscarle una justificación, pero sea cual fuere el caso, es necesario que mires hacia tu propia vida y observes: ¿qué es lo que hizo el otro para llegar a determinado lugar que yo no hice? Esta reflexión no tiene como fin cargarte de culpas y reproches, sino ponerte ante un nuevo planteo acerca de la forma y las estrategias que debes accionar para llegar a tus objetivos. Lo que el resto de las personas adquirieron no es casualidad ni suerte, sino acción, decisión y ejecución de lo dispuesto.
La envidia no vive sola sino que convive con la crítica, la murmuración, el chisme, la dependencia, el desgano, todas actitudes que consumen nuestras fuerzas, convirtiéndonos en excelentes opinólogos pero en pobres constructores de nuestra propia vida.
“El silencio del envidioso está lleno de ruidos.” Khalil Gibran
Desperdiciamos tanto tiempo en los otros que cuando tenemos que ocuparnos de nosotros mismos ya estamos desganados, y entonces decimos: “Se me pasó el tiempo, lo hago mañana”, pero mañana tendrá el mismo resultado si no rompes el circuito de la crítica y el enjuiciamiento.
Del Capítulo 2 del libro de Bernardo Stamateas -“Gente Tóxica”